Mitos

¿Qué es un mito futbolístico?¿Un jugador que crea escuela?¿Uno que marca goles?¿Otro que marca diferencias?... Para mí, un mito en el fútbol es alguien que está por encima de los números, alguien que deja una huella difícil de borrar, alguien cuyo nombre no te sorprende al leerlo en una vieja alineación. Mítico es George Best, Zidane, Maradona, Pelé, Cruyff... Pero también Gascoigne, Vinnie Jones o Cantona. Gattuso será un mito cuando se jubile en el Milan, un equipo por el que han pasado Van Basten, Gullit y Shevchenko pero que tiene retirados únicamente los números de dos defensas: Baresi y Maldini. ¿Por qué? Porque son mitos

Marín en el play off contra el Granada
MARÍN

Para hablar de Miguel Ángel Marín Rubio hay que quitarse el sombrero, el pelo y el cuero cabelludo. En primer lugar porque con 37 años sigue dando guerra por los campos de fútbol, habiendo iniciado la temporada 2010-2011 con el Alcobendas en la regional preferente madrileña. En segundo lugar porque está considerado uno de los goleadores más prolíficos y eficaces de Tercera en toda su historia. Pero también porque en su vida deportiva sólo aparece una incursión (con el Extremadura) en alguna de las divisiones superiores, concretamente en Segunda, con 22 años de edad, sólo 243 minutos jugados y ningún tanto marcado.

Nacido en San Sebastián de los Reyes (Madrid) el 21 de mayo de 1973, Marín recaló en el Dépor con 31 años cumplidos en lo que podría considerarse la última estación en la trayectoria de cualquier jugador, especialmente tratándose de un delantero. Nada más lejos de la realidad. Marín no sólo nos deleitó con sus goles de todos los colores durante dos temporadas (la 2004-2005 en la que fuimos octavos y la 2005-2006, en la que fuimos subcampeones y jugamos el último play off fallido para subir a 2ªB, el del Granada), sino que aún tuvo cuerda para continuar su peregrinaje por otros cuatro clubes y sigue quitando el sueño a los defensas con los que se enfrenta.

Sin tener una estatura fuera de lo común (1,83) y una complexión más bien delgada, recuerdo a Marín peleando a muerte por alto con centrales mucho más robustos para cabecear a gol. También rematando con el pie cada balón que cazaba, ya fuera en las cercanías del área o en el pasillo de su casa. No tengo datos de la cantidad de goles que hizo con el Dépor durante las dos campañas que estuvo con nosotros pero estoy seguro de que pasaron de cuarenta porque su media goleadora es impresionante allá por donde ha ido.

Su trayectoria es tan larga que abruma. Es mejor copiarla y pegarla de Futbolme para no pasarse dos días enteros picando teclado. Ha estado en 16 clubes distintos de 5 comunidades autónomas y siempre marcando goles a espuertas. No sé a qué esperan los manolos, el Marca y el As para dedicarle amplios reportajes a este peculiar trotamundos del fútbol que no puede ver un balón sin lanzarlo al fondo de la red.

-Carranza (90-91)
-SS Reyes (91-93)
-Torrejón (93-94)
-Extremadura (94-95)
-Tomelloso (95-96)
-Rayo Majadahonda (96-97)
-Don Benito (97-98)
-Águilas (98-99)
-SS Reyes (99-01)
-Marbella (01-02)
-Fuenlabrada (02-04)
-Cobeña (04)
-Guadalajara (04-06)
-Soto Alcobendas (06-07)
-Ciempozuelos (07-08)
-SS de los Reyes (08-10)
-Alcobendas CF (10-?)


Rubiñán en un cromo merengue

RUBIÑÁN

Benito Rubiñán Soutullo tal vez sea la estrella consagrada más rutilante que haya pasado por las filas del CD Guadalajara, donde vivió el ocaso de una carrera futbolística que le mantuvo durante diez años en la élite del fútbol español.

Rubiñán vino al mundo el 11 de septiembre de 1949 en Redondela (Pontevedra) y dio sus primeras patadas serias en el equipo local, el CD Choco, de donde pasó al Orense. En junio de 1970 se incorporó al Deportivo de La Coruña, disputando con el equipo gallego dos temporadas en primera división: la 71-72 y la 72-73, durante las cuales marcó 6 goles y disputó más de 4.000 minutos.

En 1973, el equipo coruñés bajó a segunda, lo que facilitó su traspaso al Real Madrid por la friolera de 6 millones de pesetas (unos 36.000 euros para el que ya piense en moneda europea) y un partido de los blancos en Riazor.

En el Real Madrid permanecería cuatro intermitentes temporadas, jugando sólo siete partidos la primera de ellas, 30 la segunda, 11 la tercera y 22 la última. Otros 6 goles en liga marcó durante su estancia en la casa blanca, a la que ayudó a conquistar dos ligas (74-75 y 75-76) y dos Copas, llamada entonces Copa del Generalísimo, hasta que el Betis la rebautizó en 1977.

Curiosamente, un jugador que no era un goleador nato consiguió marcar en ambas finales de las Copas que jugó. En la primera de ellas (1974), el Real Madrid batía en el Vicente Calderón por un contundente 4-0 al FC Barcelona (qué tiempos), firmando Rubiñán el tercero blanco en el minuto 50 del partido. Los restantes los marcaron Santillana, Aguilar y Pirri. Era la 12ª Copa madridista de las 17 que posan en sus vitrinas.

Sólo un año después, el Madrid repitió final, esta vez contra el Atlético, que jugaba en su campo. El resultado final fue de 0-0, imponiéndose el Real en la tanda de penaltis con un gol de Rubiñán, el cuarto. Por los madridistas sólo falló Del Bosque, nuestro gran seleccionador Campeón del Mundo, que algún detalle de imperfección tenía que tener. Amancio, Pirri y Aguilar hicieron los otros tres tantos desde los once metros. Por el Atleti marcaron Gárate, Alberto y Salcedo. Fallaron Irureta –se ve que para ser entrenador después es mejor no saber meter penaltis en las finales- y Becerra.

La progresión en el Madrid de un contundente y ceñudo chavalito de Cieza, un tal Camacho, fue empujando a Rubiñán al banquillo hasta que cambió de aires en la temporada 77-78, fichando por el Burgos. Allí jugó tres campañas más, marcando los tres tantos que suman el total de 15 que realizó en Primera División. Posteriormente disputó una temporada más en el Murcia, la 80-81, a la edad de 31 años. Sería su último año en la categoría de oro del fútbol español.

Sólo cinco tarjetas amarillas en diez campañas y ninguna expulsión en 212 partidos y más de 15.000 minutos, muchos de ellos jugando en la línea defensiva, le definen como un futbolista noble, elegante y limpio, como yo le recuerdo contemplándole, majestuoso, en el Escartín.

Su llegada a Guadalajara el año del Mundial de España (en realidad el de Italia) fue todo un acontecimiento para el Dépor e hizo que muchos chavales nos empezásemos a interesar por un Club que aquellos años sí atraía a la gente, no como en las temporadas ruinosas que vendrían en la década posterior, cuando los deportes de sala y un Bernabéu y un Calderón a los que ya se podía acudir por autovía, empezaron a comer terreno a un Dépor que rozaría la muerte.

Si la memoria no me falla, Rubiñán jugó aquí creando fútbol, en la medular, dejándonos constantemente impresionados con su calidad y su toque, aunque puede ser que me obnubile el recuerdo de su clase, superlativa para la Tercera División, en la que nos regalaba cada dos domingos las últimas pinceladas artísticas antes del retiro. Estuvo tres temporadas, entre 1982 y 1985, pero prometo buscar más datos del paso por el Dépor de uno de los causantes, si no el que más, de mi adicción por este club.


Lapetra en el Zaragoza
LAPETRA


A diferencia de Rubiñán, Carlos Lapetra Coarasa estuvo en el Dépor en el arranque de su carrera, no en el ocaso. Nacido el 29 de noviembre de 1938, el joven Lapetra jugó en el Guadalajara a finales de los años cincuenta mientras estudiaba Derecho en Madrid con veinte añitos.

En el año 59 se incorporó al equipo de su ciudad natal, el Real Zaragoza, y allí permaneció los diez años siguientes escribiendo una de las páginas de oro del club maño.

A mediados de los sesenta los maños ganaron dos Copas (1964 –victoria por 2-1 al Atlético de Madrid con un gol de Lapetra- y 1966 –también por 2-1 al Athletic de Bilbao y también con un gol del ex deportivista en la final-) y una Copa de Ferias (la posterior Copa de la UEFA y actual Europa League) ganada en 1964 al Valencia a partido único en el Camp Nou por 2-1 con goles de Villa (el original) y Marcelino.

Fue quizá (sin olvidarme de la Recopa del 95 con el golazo de Nayim al Arsenal en el último suspiro de la prórroga) la etapa histórica más fructífera en títulos y juego del club aragonés, con la célebre delantera de los Cinco Magníficos en la que Lapetra formaba de interior izquierdo junto a Canario, Santos, Marcelino y Villa.

Lapetra anotó 38 goles en la Primera División, siempre en el Real Zaragoza. Fue internacional 13 veces (lo que nunca fue Rubiñán), formando parte de la selección que ganó la Eurocopa de 1964 en Madrid a la CCCP. Con la selección anotó un único gol. También estuvo en la fase final del Mundial 1966 disputado en Inglaterra, en el que España empezaba ya a convertir en costumbre el fracaso al caer eliminada en primera fase, ganando únicamente a Suiza (el tiempo ha demostrado que es mejor empezar perdiendo contra los relojeros) y cayendo ante Alemania Federal y Argentina.

Carlos Lapetra disputó 195 partidos en Primera hasta que se retiró en 1969 con 30 años de edad convertido para siempre en una leyenda de la hinchada zaragocista. Murió el día de Navidad de 1995.

No sé si el Dépor ha tenido en su historia otro jugador internacional. Seguramente ningún otro ganador de la Eurocopa. Sin embargo, las consultas que he hecho a la prensa provincial de la temporada 58-59 no le daban en aquel momento demasiada importancia, e incluso aparece y desaparece de las alineaciones del errático Guadalajara de la época como el río Guadiana. Al fin y al cabo sólo era un estudiante que jugaba al fútbol. Lo bueno vino después.