miércoles, 31 de agosto de 2011

Ese 9 es el equipo

Venga, va. Abro el chiringuito. Dos meses de vacaciones es aceptable. Personalmente prefiero la mítica cifra de tres meses, pero no me queda otra con el balón ya rodando. Escribo esto antes de conocer la identidad del misterioso delantero que nos prepara Vallejo. Ese 9 que se está haciendo de rogar y que, a juzgar por el suspense, bien podría ser Rooney.

En el fondo me vale con que no sea Míchel u otro como él, astros que brillan menos que una bombilla de bajo consumo pero que se llevan nuestros fajos a carretilla. Tentado estuve de advertir sobre Pachón cuando el nombre saltó a los titulares pero pronto comprendí que no sería necesario.


En realidad yo no quería escribir hasta que la plantilla estuviera al completo. Lo hago obligado por la inaguantable presión social (un total de dos personas me lo han pedido). Así las cosas es difícil prever lo que puede dar de sí esta temporada. Estamos en una categoría nueva, tenemos un campo nuevo novísimo, un once completamente renovado (dos caras distintas en el debut en comparación con el equipo de Anduva), un número de socios claramente al alza (puede que ni alcance los míticos 3.207 de siempre), estrenamos camiseta conmemorativa del ascenso (la misma que el año pasado con el logo de la LFP cosido en la manga), las emisoras de radio pasan por la taquilla para retransmitir los partidos porque los clubes se matan por las migajas que caen al partir la hogaza de los dos grandes, hemos pagado por los abonos más o menos lo mismo que el año pasado… Todo pinta, en fin, de color morado. Sólo falta la guinda del pastel. Ese 9 que nos dejará boquiabiertos, que será capaz de marcar treinta goles, obrando el milagro de que olvidemos a Juanjo en menos de un mes.

En medio de tales lujos orientales, el sábado 27 de agosto de 2011 debutábamos en la categoría de plata contra Las Palmas, padre del filial que nos condujo al bronce después de toda una vida penando por la Tercera, hete la casualidad. Significativo fue que el primer gol que marcamos en Segunda fuera del rival en propia meta. A mí eso me dice que no tenemos pegada. La teníamos en Segunda B porque los rivales son más flojos y porque Juanjo era más que un goleador, era una jodida desbrozadora. Cierto es que le faltaba mordida pero también que si la hubiera tenido, lo más cerca que le habríamos visto del Escartín hubiera sido comiendo en el Amparito Roca.

Comentaba tras el partido con un insigne aficionado y forero que saltamos al césped nuevo (sí, nuevo) con menos quilates que en Anduva. Arriaga por Juanjo y Jonan por Nico. Eso era todo. Aparentemente tenemos un ropero más amplio pero el traje de los domingos es el mismo con alguna costura suelta y más brillos en las coderas. Porque vamos a una boda donde hay gente elegante, donde ves a invitados de honor como Portillo (una liga y una copa de Europa) o Javi Guerrero (48 goles en Primera) casi en cualquier equipo. Frente a eso, nosotros ofrecemos modestia, trabajo, disciplina, táctica militar. Matarla callando, vaya.

El sábado pude apreciar que Terrazas sigue siendo el mismo sabio del año pasado. Las cifras de pretemporada invitaban a tirar de bloque y cruzar los dedos porque sólo hemos brillado contra equipos de Tercera. Y eso hizo. Aplicar el método para evitar disgustos. Porque los nuevos están aún de relleno. Jugaron dos porque no había otro remedio. Hubiese sido estúpido alinear sólo a nueve y por eso tuvo que meter dos novedades en el equipo (seguro que una si hubiese estado disponible Badía).

Es probable que, a medida que vayan comprendiendo lo que quiere de ellos, se vaya produciendo una paulatina renovación del once de Anduva, pero todavía es pronto. Terrazas sabe que la temporada es larga y que el objetivo es quedar entre el 14 y el 18, ni más arriba ni más abajo. Le quema haber regalado un par de puntos que parecían nuestros pero también sabe que si no nos desdibujamos con errores de colocación estúpidos, si no nos puede el miedo escénico, podemos ser un equipo competitivo, entendiendo por tal cosa que no descendamos el primer año.

Desengañémonos de nuestra pueril ilusión. Ese 9 que presumiblemente va a venir no marcará 25 goles que nos hagan dar la campanada en el año de debut siguiendo la estela del Granada. Ese 9 no es nada ni nadie. Es el equipo entero y su éxito se tendrá que sustentar en el orden, la presión, la salida rápida y el aguante. Y rentabilizar mucho los pocos goles que hagamos, aunque se los marque el rival a sí mismo. Igual que el año pasado pero contra Portillos y Guerreros por doquier, tipos que no perdonan si les das alguna facilidad, como pasó contra Las Palmas tras la mínima incidencia de una carga a David Fernández a la salida de un córner que le dejó a él en el suelo y a nosotros con dos palmos de narices cuando ya nos veíamos arriba en la tabla con el Deportivo de La Coruña, el Celta, el Valladolid o el Elche.

Más que nunca somos un club modesto. Debemos mentalizarnos a pasarlas canutas cada domingo y a que un día nos cogerán con la tarde mala y nos meterán media docena a ritmo de foxtrot. La igualdad la pone el orden, el no incurrir en frivolidades, el no perder balones tontamente en parcelas prohibidas del campo, el no desconcentrarse ni cinco segundos aunque sea a medio kilómetro de Saizar. Tenemos la osamenta de Segunda B, donde no fuimos ni siquiera campeones de grupo, un historial corto y pobre, un estadio de mierda lleno de parches, una ciudad que sigue poniendo excusas para no entregarse al equipo y un club que todavía camina a gatas. Valemos más por lo que desconocen de nosotros que por nuestro talento. Terrazas lo sabe y eso me tranquiliza.

Sólo espero que no se haya pasado de optimista en su lectura de la campaña. Por el momento estamos donde queríamos pero en cada partido corremos el riesgo de que todo se venga abajo porque nos va a costar mucho coger confianza y muy poco perderla.

1 comentario: