viernes, 28 de enero de 2011

Cuesta de enero, últimas rampas

Tres días y pico quedan para que se cierre el mercado de fichajes de invierno y seguimos casi con las mismas dudas que cuando se abrió. La cuesta de enero (curioso nombre) se me está empinando más que las rampas del Angliru. Me muerdo las uñas, los dedos y las muñecas esperando que el Dépor haga algún movimiento que demuestre que nuestra particular crisis económica no nos va a arrastrar por el bote sifónico de los muchos clubes con problemas para sobrevivir. Esa es mi gran preocupación, no otra.


Cuando desciendo al detalle de esta situación no pienso en los casos concretos de Cuesta y Míchel. Como jugadores nuestros y profesionales del fútbol que son les tengo respeto pero no llego a sufrir por el vía crucis que están pasando ambos. Cada jugador es muy libre de gestionar su carrera profesional como estime oportuno, de buscar al mejor pagador para amontonar cuantos billetes puedan antes de que le llegue la media treintena en la que la mayoría se ve obligada a cambiar de ocupación.

Tampoco me imponen mucho ahora mismo las entretelas de este "Expediente X." Si a Terrazas le gustan o le disgustan, si Celes les tiene ojeriza, si ellos son los que están forzando la máquina para salir... son cuentecillos infantiles que, como abonado, me traen al fresco porque creo que el club se juega mucho más en estas 80 horas. Por el Dépor han pasado en estos cuatro años varias decenas de jugadores y cuatro entrenadores contando a Salvachúa. Unos mejores, otros peores. Unos me los hubiese quedado y se fueron. A otros se les dio el pasaporte y me gustaban, otros no me gustaban y se quedaron, otros me agradaban y aún están aquí.

Todo eso forma parte de este circo en el que muchos mercenarios besan el escudo días antes de que su agente fuerce la máquina para conseguir más dinero, a veces minutos antes de sacar al futbolista con destino a otra ciudad cuyo club paga mejor.

Entonces vienen los tópicos: "siempre quise jugar en este club", "me ilusiona el proyecto", "esta afición es de las mejores"... Expresiones que nos queremos creer para seguir poniéndonos la camiseta cada dos semanas y dejarnos la garganta por nuestro equipo.

Me gustaría que, antes de que acabe el lunes, el Dépor firmase a algún jugador que seguramente recitaría de carrerilla estas frases mientras toca el balón en el césped. Pero no por renovar mi ilusión por mis colores. Para eso no me hace falta ni Cuesta ni Míchel ni cualquiera que les sustituya. Sólo por tener la seguridad de que este momento jodido lo hemos superado, aunque luego vengan otros apretones. Es el mejor mensaje que nos podía enviar Germán en esta empinada cuesta de enero. "Tranquis que esto no está tan negro como algunos dicen".

Quedan tres días y medio y espero un fichaje. Uno. Haga falta o no. Cualquier cosa que me acredite que el barco flota, porque en la vida vale más una demostración práctica que mil palabras. Lo bien que íbamos a dormir esa noche no lo sabe nadie.

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