lunes, 18 de abril de 2011

Segundos


Esto nos pasa por no escuchar. Desde que vino, Terrazas se ha hartado de decir que el objetivo era el ascenso. Ni siquiera el play off. El ascenso nada menos. Pero nos veíamos por la media tabla y no nos lo creíamos. Nos veíamos a una docena de puntos del segundo y no nos lo tragábamos. Terrazas cogió un equipo hecho añicos y ha ido creciendo en fútbol al tiempo que perdía efectivos por el camino. Este peculiar entrenador descendió de su OVNI como E.T. y ha conseguido inculcar un juego ordenado y una mentalidad ganadora a un grupo de futbolistas en el que tal vez sólo creía él.


Estamos en Semana Santa y es hora de expiar nuestras culpas como aficionados. Si hace cinco meses nos hubiesen dicho que seríamos segundos a falta de cuatro jornadas nos habríamos pegado una carcajada que se nos habrían caído los empastes dentales. Si ahora nos dicen que no entraremos en el play off sucedería lo mismo. El equipo es el mismo. Bueno, no. El equipo es el mismo sin Míchel y Cuesta, que continúan empollando sus asientos de preferencia mientras los demás han sido elegidos para sudar la gota gorda y que nos sigamos creyendo lo buenos que somos. Nuestra fe crece pero la de Terrazas se mantiene inalterable.

Quizá cuando bajó de su nave espacial se estaba tirando un folio porque no tenía mucho que perder. Pero también puede que sea un grandísimo entrenador y que no tenga padrinos bien situados que le hayan allanado el camino para dirigir equipos en categorías superiores. También puede ser que la gente como él nunca encuentre un acomodo fácil por falta de ductilidad, esa propiedad de los metales de poder ser deformados en frío sin llegar a romperlos.

De los últimos 7 partidos, el Dépor ha ganado 6 y ha empatado uno. En casi dos meses de competición hemos sumado 19 puntos mientras rivales con muchos recambios y jugadores prometedores (Castilla) o contrastados (Leganés y Lugo) se las han visto canutas para llegar a doce o catorce. En toda la Segunda B, únicamente el Real Murcia del Grupo IV que estaba en primera hace tres temporadas, bajó de segunda el verano pasado y tiene casi 9.000 socios, y el inescrutable Mirandés de Alaín y Lambarri en el Grupo II, presentan números parecidos.

La Semana Santa es época de misterios y nosotros vamos vestidos de morado penitente. Desfilamos con paso firme hacia la promoción de ascenso a base de ganar partidos con solidez y aplomo. Ayer, domingo de ramos, volvimos a ver ratos durante los primeros 45 minutos de fútbol demoledor e insistente. Buscamos las bandas con la tozudez de un perro cazador que ha olfateado un conejo, apretamos por el centro para que el rival no piense, echamos la cremallera atrás para que no entre ni el aire, giramos el volante con dirección asistida, tan suavemente que el contrario se va desmoronando... El Universidad no hace mucho que seguía la estela del Lugo. 2-0 y reducido a misérrimas cenizas. Otro al que convertimos en nada. Que pase el siguiente.

Como si de una cofradía se tratase no es trabajo de uno solo. Ernesto se escapa y va haciendo llover los balones de gol pero no sería nada sin la profundidad alternativa de Iván Moreno, sin el desborde habilidoso de Nico por el centro, sin los pases largos de Soria, el acorazado Potemkin, sin la seguridad de Jorge, sin la precisa finura de David Fernández, sin la colocación de Barral, sin la oportunidad de Saizar, sin la perrería de Antonio Moreno, sin el cuerpo a cuerpo de Aníbal, sin la omnipresencia y la nueva pegada de un Juanjo que ya mira al pichichi.

A nuestro once más en forma le han inculcado que puede ganar a cualquiera con los mismos o menos futbolistas que al principio de temporada. Tenemos fe y sistema. Tenemos un equipo dirigido por un tipo con las ideas muy claras que apuesta por algo tan simple como que esto del fútbol es una cosa colectiva, un juego en el que los once cumplen un papel esencial. A veces se puede equivocar pero no se apea de una admirable coherencia, una rígida fidelidad a sus planteamientos.

Terrazas no iba de farol cuando apostó al morado. Ahora faltan diez partidos para que los mejores (¿nosotros?) acaben la temporada pero él ya se lleva por delante el mérito de hacer un equipo de una colección de futbolistas más o menos buenos. Mientras otros sucumben en el complicado equilibrio de los vestuarios y ceden ante el criterio cambiante de presidentes, afición o medios de comunicación, Terrazas machaca un mismo clavo con su martillo bilbaíno y avanza hacia el sueño de todos: el ascenso.

No sé si lo conseguiremos. Supongo que no porque esto es muy difícil. Muy, muy difícil. Pase lo que pase yo ya he metido la mano en la herida lo suficiente para comprender que la segunda plaza que ocupamos tiene poco que ver con la suerte, las individualidades o el demérito de los rivales. Esto está pasando porque hay un tipo al frente que acierta más que falla. Y su acierto es la alta fidelidad de aguantar en pie tocando con su afinada orquesta mientras el público se calla para escuchar algunas veces, arma jaleo otras o hace volar las sillas en medio de la pelea.

A Terrazas le da igual el ruido ambiente. Él sabe que su trabajo es mover la batuta y lo hace a su manera. Es terco y en su pecado lleva la penitencia. En este caso, la penitencia va siendo purificadora y bondadosa. Se llama segunda plaza. Se llama promoción de ascenso a tiro de piedra. A estas alturas ya deberíamos saber que Terrazas morirá con su idea. Bendito sea por aguantar su palo en este país de cuarenta millones de entrenadores. Estamos a un paso y lo va a dar él con el costado abierto o cerrado, con las tripas fuera o dentro. Es un percherón y no dejará de tirar hasta que reviente. Está claro.

Aunque no siempre estoy de acuerdo con sus decisiones confieso que admiro su impermeabilidad a la influencia, su resistencia, su tesón, su dureza. En su tumba escribirán "aquí yace un hombre de firmes convicciones". Lo escribirán con todas las letras. Que no falte ni una porque no sería justo. También parece evidente que resucitará al tercer día y seguirá a lo suyo; llueva, nieve o haga calor. Y que allí donde vaya querrán toquetear su costillar para comprobar si debería estar muerto o sigue respirando. Que no se molesten. Estará ahí amartillando su clavo, intentando adueñarse de su propio destino.

1 comentario:

  1. Hola Kilgore, me animo a escribir porque nuestra vida es casi siempre cuadriculada y sometida a agenda y horario, aunque algunas veces se convierte en casual e imprevisible. Digo esto porque parece que nos hubiéramos puesto de acuerdo en cuanto al tema del día, me refiero al de tu artículo sobre nuestro entrenador, y al mio del café matinal con los compañeros del curro. En efecto, y como no puede ser de otra manera desde que el Dpor se ha convertido en el equipo de moda por estos lares, el tema del cafelito mañanero era el más que probable play off como premio a la temporada de nuestros chicos. Al respecto de lo que hay detrás del enorme mérito que supondría culminar el objetivo, me he atrevido a decir que bajo mi humilde punto de vista el éxito se debe a Terrazas en un 70%. Para mi sorpresa, pues mis contertulios no son socios del club ni suelen bajar por el Skartín, ellos elevaban dicho porcentaje a un escalofriante 90%. Además defendían que un equipo en la actual dinámica del Dpor es muy peligroso de cara a una fase de ascenso. Un rato después me bajaban de un plumazo de la nube de euforia en la que me acababan de encaramar, para afirmar que eso no quiere decir que la cosa esté hecha, ni mucho menos. Cuando llegue el momento de la verdad se ventilarán muchos intereses, la mayor parte de ellos en las antípodas de lo estrictamente deportivo.
    Esta conversación me ha dado mucho que pensar y he llegado a un par de conclusiones.
    La primera es si habrá vida futbolística para el Dpor después de Terrazas o si volveremos al desierto de juego burdo y patadoniano que hemos practicado durante demasiado tiempo.
    La segunda es lo endogámico que es esto de considerarse un seguidor-socio-forofo-enfermo de un equipo de fútbol modesto, y la pérdida de perspectiva a la que esta situación te empuja. Creemos que sólo los que "estamos en la pomada" vemos lo que sucede dentro del Club y sus alrededores. Nada más lejos de la realidad. La gente es lista y ve bastante más allá de sus narices, aunque sean del Madrid, del Atlético o del BarÇa.
    Me quedo no obstante con mi anhelo de vivir algo grande con mi pequeño equipo. Me encantan las paradojas y esta lo es. Que el Dpor ascienda sería raro y seguramente poco interesante para el mundo del fútbol que, no nos engañemos, comienza en Segunda División. Lo de más abajo es otra cosa, una condena al ostracismo deportivo de la que cuesta horrores obtener indulto. Ojalá sea este al año, querido Kilgore. Desde luego si tengo una cosa clara es que si con alguien podemos conseguirlo es con el actual comandante de la nave, el SEÑOR TERRAZAS, Faemino para los amigos.

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