lunes, 11 de abril de 2011

Suerte, vecinos

Después de ir ganando durante una hora en Pasarón contra el Pontevedra, el Conquense acabó cediendo en el minuto 80 dos puntos contra un rival directo, lo que no le saca del grave peligro de descenso cuando sólo restan cinco jornadas para acabar el campeonato. Esta próxima jornada tienen el primer partido casi a vida o muerte contra el Deportivo B en La Fuensanta. Llevan nueve jornadas sin ganar y les quedan cuatro finalísimas para salvar la categoría.

Aunque hay un viejo dicho que afirma que el éxito propio sabe mejor cuando coincide con el fracaso del vecino, yo no lo veo así. Por muchas veces que nos hayan jodido la fiesta, deseo fervientemente que el Conquense se salve porque el ying no es nada sin el yang.


A fuerza de empatarnos y ganarnos (por fin este año les hemos vencido en La Fuensanta después de una montonera de años) he odiado a ratos a nuestra bestia blanquinegra pero no le negaría la sal si llamara a mi puerta, como ese del piso de al lado que te mira con mala cara en el portal y un día te pide el termómetro porque tiene al niño malo. Se lo dejas resistiendo la vengativa y humana tentación de decirle que le ponga al niño el bafle con la música hortera en el sobaco.

El Conquense ha llegado a ser tan molesto para el Dépor como la picazón de una almorrana tamaño mandarina. Acabó con nuestro cuento de hadas en la temporada de debut en Segunda B y su sombra nos ha perseguido con la perseverancia del cobrador del frac desde hace más de una década. Sin embargo, yo no le deseo que vuelva a Tercera ni a mi peor enemigo, así que mucho menos al Conquense. Tampoco me olvido de que Cuenca comparte con algunos de nosotros la extrañeza de pertenecer a una región que se construyó con trozos de otras y eso une bastante, a pesar de que en el fútbol no nos podamos ni mirar. Como debe ser.

El mismo árbitro que les pitó cuando se les escurrió entre los dedos su momento de gloria, cuando estuvieron a punto de ascender a Segunda contra el Castilla mientras nosotros nos pudríamos en Tercera, les añadió el domingo una minutada porque no se enteró de que tenía que expulsar al lateral derecho del Conquense, Jorge Campos, por doble amarilla. El partido continuó y tuvo que terciar el cuerpo técnico del Pontevedra para que el jugador viera por fin la roja, con el consiguiente tumulto que prolongó el partido al final mientras el equipo local tomaba aire para su última tromba. En ese tiempo final el Pontevedra pudo marcar el 2-1, lo que le habría situado por encima del Conquense en la clasificación, una palada de tierra que habría sido casi mortal. He de confesar públicamente que sentí cierta angustia viéndolo por la Liga das Cidades (o como se diga). Que no se entere nadie, pero así fue.

Nuestros insoportables vecinos no tienen mal calendario dentro de lo que cabe. Les quedan tres partidos en casa y sólo uno fuera, aunque en los 37 puntos con los que aparece en cierta clasificación tienen ya sumado el partido pendiente contra el Cerro Reyes, y eso les resta una jornada de juego que sí tendrán el Deportivo B y el Montañeros para sumar o no sumar. Hoy mismo ambos equipos le sacan cuatro puntos de ventaja con 15 por disputarse. Mal panorama, pero en absoluto insalvable.

Por esas cosas de meigas que a veces tiene el calendario puede que el Conquense dependa en la última jornada de nosotros, que jugamos en el Escartín contra el Deportivo B a la vez que ellos se baten su parte del cobre en Majadahonda contra el filial Atlético. Puede que nos hagan falta los puntos en ese partido y puede que no. Ojalá lleguemos con los deberes hechos. Sin embargo, querré ganar para que se salven y porque no me olvido de que el año pasado nos abrieron de par en par desde Puertollano la puerta del play off, una victoria que sirvió para amortiguar la rivalidad, para comprender que nunca debes fiarte del Conquense. Quizá en mi subconsciente haya un pensamiento un poco ruín: devolverles el favor de Puertollano cuanto antes y hacer cuenta nueva. No se vive cómodo debiéndole un favor al vecino.

Sinceramente: suerte. Quiero perderos de vista el próximo año, pero no porque bajéis, sino porque nosotros subamos, que no es lo mismo.

1 comentario:

  1. Me sumo sin dudarlo al deseo que has hecho público, querido Kilgore. Yo también prefiero que el Conquense se quede en 2ªb. No tiene nada que ver que el año pasado demostraran su profesionalidad en Puertollano. Solo faltaba, al fin y al cabo es su trabajo, igual que será el nuestro salir a por todas contra el Deportivo B en la última joranada, nos juguemos algo o no.
    Si prefiero que se queden es porque creo que no se merecen bajar. Me estoy refiriendo a méritos deportivos. Me gusta el fútbol que propone el Conquense y desde luego he visto unos cuantos equipos que merecerían mucho más el descenso. En cualquier caso, y a estas alturas de la competición, en esta o en cualquier otra categoría, los merecimientos deportivos van a tener poco que ver con la clasificación final. Entran en juego muchas otras variables que influirán decisivamente en la suerte de cada equipo. En Roma el César hacía subir o bajar el pulgar a su antojo. A veces, seguramente las menos, valoraba cómo había peleado esa tarde el gladiador vencido. En otras ocasiones, seguramente las más, se dejaba llevar por el rugir del pueblo sediento de sangre o por su voluble estado de ánimo en el momento de la decisión final. Quién sabe.
    Ojalá el destino de nuestros vecinos de Cuenca se decida por el mérito de su juego y la profesionalidad de sus jugadores. Si es así, sin duda mantendrán la categoría. Si al final son otras las circunstancias que determinan quien "vive" y quien "muere", solo me queda desearles suerte y hasta pronto.

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