miércoles, 2 de febrero de 2011

Nos cagó la paloma

La paloma cagando a un niño del Dépor
La eliminación del Cerro Reyes (no será definitiva hasta que pase el plazo de diez días que tiene para recurrir) no puede ser más desgraciada para el Dépor, puesto que será el único club de los veinte que se verá perjudicado. El artículo 77 del Código Disciplinario de la RFEF aprobado en julio de 2010 es claro.

En su apartado 2, dedicado a los efectos de una segunda incomparecencia, dice textualmente que "se respetarán todas las puntuaciones obtenidas por los demás clubs hasta el momento, y en el resto de los encuentros a celebrar se dará por vencedor a los oponentes por el resultado de la media de los goles encajados por el equipo excluído". El artículo continúa: "Si lo fuere en la segunda vuelta, se aplicará idéntica norma en relación con los partidos correspondientes a ésta, pero respetándose todas las puntuaciones conseguidas en el transcurso de la primera".


Blanco y en botella. Traducido a puntos, el Dépor conservará los 3 que sumamos en el Escartín en la jornada primera pero también el empate de la jornada 20, mientras los otros 18 equipos sumarán 3 puntos en su enfrentamiento contra el Cerro Reyes correspondiente a la segunda vuelta.

Todos porque tanto el Vecindario como el Montañeros obtendrán los puntos por las incomparecencias que han dado lugar a la sanción. El resto por la exclusión porque no van a jugar el partido. En realidad, contra el Vecindario sí se jugó el partido y acabó empate a cero, aunque el Cerro presentó una alineación indebida (todos juveniles a excepción de un cadete). Contra el Montañeros, fue el árbitro el que impidió que el partido se celebrase porque nuevamente el equipo pacense se presentó sin el número suficiente de fichas de Segunda B.

¿Es justa la norma? Bajo mi punto de vista tanto como eliminar todos los puntos de ambas vueltas o únicamente una vuelta. Entiendo, como así parece entenderlo la misteriosa RFEF, que ningún equipo sale a competir con el ánimo de retirarse o ser sancionado. Un equipo que no concluye la competición siempre deja víctimas colaterales, aunque la norma esté redactada de una u otra manera. Además, cualquier redacción disciplinaria podría permitir acuerdos tramposos entre clubes aprovechando las grietas legales, con lo cual no sirve especular sobre quién sale beneficiado y quién perjudicado ni por qué.

Si se eliminasen todos sus puntos, se quejarían todos los equipos que hubiesen ganado al Cerro y se alegrarían los que perdieron o empataron. Al estar redactado en estos términos el infausto artículo 77, la paloma ha ido a impactar de lleno con su cagada en nuestra cabeza morada, solamente en nuestra pobre cabeza morada, que será la única que pierda puntos en los despachos en la apretada carrera por el play off. Mala suerte, nada más. Como no pagar la quiniela colectiva del trabajo la semana que toca.

La única esperanza es que el Cerro Reyes se saque algún as de la manga, cosa que tampoco es impensable, porque este club tiene más vidas que un gato.

A pesar de lo anterior, me llama la atención que la RFEF esté siempre cambiando la normativa de todo. Digo yo que, después de tantos años de competición, ya tendrían que tener la suficiente experiencia como para saber qué sistemas de competición, de ascensos y descensos, de sanciones... funcionan mejor.

El problema es que muchas de esas reglas se aprueban en asambleas, compuestas por representantes de clubes que no siempre miran por el interés colectivo, sino que se reúnen con su caso particular en la cabeza y luego nos venden los cambios como un avance o una renovación de estatutos, reglamentos o códigos.

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