martes, 31 de mayo de 2011

Una de geografía elemental


Los ojos como huevos duros se me pusieron ayer al leer en la web oficial del Sevilla CF que se referían al Dépor como el equipo "manchego". Me quejé en Twitter y ahora somos el equipo castellano-manchego, avance a todas luces insuficiente y completamente carente de lógica geográfica salvo que nuestro equipo filial jugase los partidos de casa en Ciudad Real. Eso sí, para conseguir esa mísera mejora en el gentilicio me llevé puestos varios collares de perlas que prefiero no contestar porque a mí me enseñaron de pequeño que no hay que reprender a los deficientes mentales o se ponen todavía más agresivos. Se sobreentiende que, al ser castellano-manchegos, los habitantes de Guadalajara tenemos un cojón pegado al cuerpo y otro por la rodilla. Que digo yo que no será tan difícil de comprender que una región que tiene un guión está compuesta por dos realidades claramente diferenciadas (en este caso Castilla por un lado y La Mancha por otro).


Para "Misterios sin resolver" quedan las razones que llevaron a los diseñadores de la España autonómica a juntar una parte de Castilla con León y denominarla Castilla y León y otra parte de Castilla con La Mancha y denominarlo Castilla-La Mancha. Una con conjunción copulativa (de cópular, unión, suma...) y otra con guión. ¿Por qué lo hicieron así?¿Qué habían bebido? o ¿Qué mezclaron con el peyote? son preguntas que debéis hacer a otros, no a mí.

En lo que sí puedo ayudar al que se sorprende de que reclamemos nuestra castellanidad es recordando que a diferencia de las otras cuatro provincias de Castilla-La Mancha, Guadalajara no tiene ni un solo metro de su territorio en la comarca de La Mancha, de ahí que repliquemos cuando nos llaman manchegos. Simplemente no lo somos. Ni la capital ni la provincia. Ni un milímetro cuadrado en La Mancha. Cero. Nada. Nothing. Nitchs. Rien. Ná de ná, quillo.

No seré yo el que la emprenda con los manchegos por haber sido agregados a nosotros con un guión. A mi juicio, la cosa es tan sencilla como respetar la condición de cada uno y no mezclar cosas que no se juntan por mucho que se batan, como el agua y el aceite. Tampoco me encadenaría a ningún sitio para que me sacaran de Castilla-La Mancha, la verdad. Me da lo mismo pertenecer a esta región que a Cantabria mientras no me roben mi toponimia. Lo que sí quiero es que se entienda que los arriacenses o caracenses no podemos ser manchegos bajo ningún supuesto, como no podemos ser vallisoletanos, catalanes o extremeños. No tengo nada contra ninguno de ellos ni considero una deshonra que me digan lucense. Simplemente no lo soy y protesto cuando me lo llaman como protestaría si me dijeran japonés.

Igual que no se le ocurre a nadie en su sano juicio decir que un leonés es castellano (la "y" ayuda a comprenderlo pero quizá el guión no) tampoco puedo entender que impere el apellido de la región (La Mancha) sobre el nombre de pila (Castilla) para referirse genéricamente a un equipo, ciudad, empresa, personaje o lo que quiera que sea procedente de algún lugar de esta región que puede estar en Castilla o puede estar en La Mancha, pero no en ambas a la vez porque, a diferencia del Dios católico, nosotros no tenemos el don de la ubicuidad.

Por eso no cabe decir que alguien nacido en Guadalajara o en Ciudad Real sea castellano-manchego. De haberse celebrado el mundial en España y Portugal, sería el propio campeonato al que cabría aplicar el gentilicio de hispanoluso, o al comité organizador del mundial. Ahora bien, sus habitantes conservaríamos nuestras respectivas nacionalidades intactas, lógicamente. Existe una sanidad castellano-manchega, una educación castellano-manchega, una televisión castellano-manchega, unas cortes castellano-manchegas, o unas carreteras castellano-manchegas, porque son cuestiones comunes a todos los habitantes de la región, pero no un equipo de fútbol de una ciudad que está en una zona o en otra. El Puertollano es manchego. Nosotros somos castellanos. El borrico a la linde. Yo creo que es fácil, incluso para alguien obtuso y hasta tenuemente borderline. Para cocientes intelectuales similares a un gibón es tontería explicarlo. Creo que hasta puede causar explosiones en la neurona activa.

Espero haber ayudado a todos esos sevillistas a los que les da lo mismo todo esto y que se han permitido el lujo de faltarme al respeto a mí y, por extensión, a todos los seguidores del Dépor y rematarlo después con descalificaciones. Alguno pedía una aclaración y aquí la tiene. Quizá si a ellos les llamasen alpujarreños en cada medio de desinformación de turno que se enfrentase al Sevilla entenderían por qué nos jode. Al no pasarles nos dicen que nos tomemos una tila, una pastilla, que nos vayamos a dormir o que nos ocupemos de nuestros quesos, entre otras cosas mucho más ofensivas que me paso por la huevera, claro. Afortunadamente yo sé que no todos los sevillistas son unos indocumentados que van por la vida como los pollinos, con orejeras. Alguno habrá. Alguno hay. Esta explicación es para todos los demás.

1 comentario:

  1. Muy didáctico Kilgore, y muy esclarecedor. Ni más ni menos que-eso (que no queso y mucho menos manchego). A cada uno lo suyo y punto. No es más ni hay más detrás. El ignorante, sobre todo cuando le recuerdas que lo es, reacciona siempre de la misma manera: insultando. Con su pan se lo coma y con su gazpacho ¿andaluz o manchego? Mejor castellano, como la famosa sopa. Espero que los andaluces-sevillistas que no son unos cazurros (una mayoría abrumadora sin duda) agradezcan tu aclaración. De hecho estoy seguro de que así es. Deben comprender que somos castellanos, como ellos andaluces. Que no se queden en la anécdota de lo administrativo. Eso sería tan injusto como encasillar a los habitantes de cada una de las tierras de este santo país. Ni todos los castellanos somos secos y áridos como nuestra tierra (que tampoco lo es, y que presenta contrastes maravillosos que invito a los sevillistas-andaluces a conocer), ni todos los andaluces son grandes festeros poco dados a lo laboral. De todo habrá en cada casa, igual que en botica. Recordad, amigos andaluces que no somos manchegos, y mucho menos por agregación político administrativa. Somos castellanos. Eso sí, con todo nuestro respeto al manchego, que lo es, y que no se siente castellano por la sencilla razón de que no lo es. Para los cazurros, en un último y seguramente estéril intento de que lo entendáis, yo tenía un perro que se llamaba Satán. Durante una temporada me dio por llamarle Cuqui y no atendía. No había forma de que me hiciera caso. Se ve que el animal, por más animal que fuera, le había cogido cariño a su verdadero nombre, el que se le puso desde el nacimiento. Pues eso, a cada uno por su nombre...

    ¡¡¡AÚPA CASTILLA!!!
    ¡¡¡AÚPA DPOR SIEMPRE!!!

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