lunes, 7 de noviembre de 2011

Nobleza a chorros

Antonio Moreno, un ángel de la claridad  (foto: estudio Camarillo-Maentrao)

¿Pitos a Antonio Moreno? No sé por qué, la verdad. Un muchacho noblote y sin doblez. Carente de segundas intenciones. Claridad y franqueza. Desde que juega a esto no se le recuerda una patada fea. Ninguna. Todas bonitas. Que levante la mano el que se acuerde de un solo gesto que indujese a error, una polémica, algún enganchón oscuro, una bronca subterránea que nos hiciese dudar de sus propósitos. El sábado, zas. Tarjeta roja directa y el Dépor obligado a remontar un partido de diez contra once.


¡Angelito mío! Si no conoce la maldad. La mejor prueba es que no intentó engañar a nadie, que fue transparente cual cristal recién pulido. Le cazó como a un conejo. Otros en seguida dibujan una esfera con las manos, dando a entender que han tocado el balón, o se revuelcan cinco minutos en el césped simulando una lesión para que el árbitro dude y sólo saque amarilla. Rollos de marrullero. Él, nada. Se marchó sin protestar siquiera, porque la buena gente no te deja sombra de duda, aunque te clave un cuchillo por la espalda y lo retuerza para destrozarte los órganos vitales. Si te hace eso es para evitar que te puedas defender, eludir una sucia pelea de incierto resultado.

Tampoco olvidemos que era una pelota dividida (con un cien por cien de probabilidad de control para el rival, pero dividida al fin y al cabo). Antonio intentó recuperarla con coraje, haciendo que el rival besara el suelo para robársela porque no había otra manera, se le había ido y ya no podía alcanzarle. Le zancadilleó desde detrás de manera viril, como es este juego. Sin esas bajezas tan sutiles que obligan a repetirla ocho veces por televisión antes de poder opinar, esos agarrones de camiseta, esas cargas en el límite del reglamento, esos coditos que buscan desequilibrar. Fue una roja de libro, para ponérsela a los alevines en las escuelas ("mirad, niños, esto es una roja como el puntazo de la bandera japonesa"), de esas que evitan dañinas disputas entre hinchadas, que provocan que acaben cogiéndose tirria mutuamente. Antonio nos ha congraciado con Huelva quizá para siempre. Es un pacificador nato, un casco azul de la ONU. Y no es cualquier club, sino el más antiguo de España.

Yo es que no me aclaro. Contra el Alcorcón hubo quien dijo en un foro que casi era mejor que nos quedáramos nosotros en inferioridad en lugar de hacerlo el rival porque no sabemos jugar con uno más. Puede que el chaval lo leyera y pensara "Antonio: tienes que mirar por el equipo, jugar colectivamente, darle ese gusto a la afición, que está harta de que no aprovechemos la superioridad". Y, coño. Le sale, le echan, y ¿le abroncamos? Pensemos además en la calidad de los árbitros de Segunda ¿acaso no podían haberle echado por una patada que jamás hubiese dado? Así por lo menos ya hay un árbitro que puede presumir de haber hecho justicia. Favor que nos deben.

Hace esa pedazo de falta, llega el árbitro y, por una vez, acierta al dejarnos con uno menos faltando 26 minutos más el descuento. Tal y como queríamos. Tiempo suficiente para demostrar que, como dijo Helenio Herrera, se juega mejor con diez que con once. No pudo ser porque no pudo ser pero tampoco se le puede echar en cara a Antonio que dejase pasar una oportunidad como esa para remontar el partido, porque empeñarse en remontar siendo más o en once contra once es tontería, perdemos siempre y eso ya lo saben los rivales, hartos de ver videos. Lo intentó con esa nitidez tan suya, dando un patadón al tobillo con el balón dos metros por delante, sin posibilidad de disputarlo, como dice el Reglamento que hay que hacer para ser expulsado. Ya querría el colectivo arbitral que todo en el fútbol estuviese siempre tan clarito. Pues va la afición y le silba, y algunos piden que se le multe. De verdad, no entiendo nada.

Antonio Moreno, hombre sin confusos recovecos

2 comentarios:

  1. Pues yo quiero romper una lanza a favor de Antonio Moreno. Es cierto que el sábado cometió una estupidez como un piano y que una parte importante de la derrota ante el Recre se puede achacar a su salida de pata de banco. Hasta ahí de acuerdo, pero no más allá (non plus ultra, que decían los latinos). Para mi Antonio representa lo que hoy por hoy estoy echando en falta en el Dpor: lucha, coraje, sacrificio y entrega. ¿Que le sobra fogosidad en algunos momentos de los partidos? Cierto. ¿Que le sobra marullería en algunas acciones? Cierto también. ¿Que es de los que nunca se esconde y se hecha el equipo a las espaldas a pesar de ser un lateral? Una verdad como un templo. Tengo que recordar que cuando las cosas han ido bien, nos hemos cansado de elogiar la capacidad de Antonio para desquiciar al extremo de turno al que le ha tocado defender. El Alcorcón, sin ir más lejos, se salió en la marca a Montañés (paar mi gusto el mejor extremo de la categoría junto con Ernesto).
    Desde este maravilloso blog pido que valoremos a Antonio en su justa medida. Creo que es un gran futbolista al que además vamos a necesitar como el comer, para sacar adelante la temporada. Espero que los pitos (injustos bajo mi punto de vista) que le dedicó cierta parte de la afición cuando se retiraba del campo tras ver la roja, se transformen en aplausos y gritos de ánimo cuando vuelva al once (que volverá, pues Terrazas sabe lo que el equipo necesita).
    Antonio, no se si leerás este foro, pero desde aquí te mando mucho ánimo y que olvides pronto tu injustificable acción contra el Recre. Te necesitamos para lo que queda de temporada. Eso sí, sujeta los nervios y mide las acciones que aunque el Sr. Herrera era un sabio, no es cierto eso de que se juega mejor con diez que con once...
    ¡¡¡AÚPA DPOR SIEMPRE!!!

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  2. Bah. He visto más violencia en algunas óperas. Fue una acción trivial.

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