martes, 22 de noviembre de 2011

Un año


Hace unos días cumplía un año este blog, que alumbré como un divertimento al objeto de desahogarme, expresarme y repartir unos cuantos elogios y alguna amistosa e inocente colleja. Poco me imaginaba yo que Dporvida acabaría adornando el año del soñado ascenso a Segunda división, ese edén con el que no empezamos a soñar hasta abril o mayo, cuando el equipo empezó a carburar de verdad. Es más, a veces me consuelo con la pretenciosa creencia de que este cacharro le ha traído suerte al Dépor, que le he ayudado aportando desenfado y una pizarra más para la catarsis colectiva.


Así a lo tonto, el blog ha ido abriéndose paso en mi tiempo libre y robándome otras ocupaciones quizá más honrosas como beber cañas, leer y ver películas, entretenimientos de los que se aprende bastante, lo suficiente como para transitar por la vida con un poco de decoro y algo de culturilla general.

Este maravilloso año morado ha tenido sus luces (más) y sus sombras, casi todas ellas finos filetes de penumbra de un mediodía de verano. Desde este cuartico trastero del ciberespacio he tratado de analizar unas veces, sacar punta otras, voltear la tortilla para pasar el rato. Pero siempre intentando buscarle la faceta jocosa a este entretenimiento del fútbol, que en España tiende a ser, por desgracia, un espectáculo mutilado por la gravedad del vocerío pontificio y prostituido por el dinero, pesado yunque capaz de alterar la opinión de cualquiera.

Desde el principio tuve claro que este espacio no podía ser un sucedáneo periodístico (profesión que me merece todo el respeto del mundo pero que aquí no viene al caso). Tampoco una cátedra desde la que reescribir las tablas de la ley. Muchos blogs acaban por ocupar huecos que dejan los medios informativos, otros se transforman en púlpitos desde los que se bendice o maldice con elogios exagerados o terribles improperios y conjuros, otros son cajones de sastre para ir coleccionando refritos personales. Nada que objetar a eso. Un blog es, ante todo, un cuaderno de Libertad y, como tal, su autor lo conduce por donde quiere.

En un año de existencia de este diario virtual, 20.000 visitas y más de 200 entradas después, he tratado de que no pierda la perspectiva original, un cuadro picassiano para mirar al Dépor con otros ojos, con el cine como telón de fondo, alguna escapada hacia la publicidad o el cómic y siempre con el recurso del fotomontaje como terapia visual, la excusa para alterar el orden normal de las cosas. No me compete a mí juzgar si se ha logrado el objetivo, aunque sí puedo aseverar que intento con cada nueva entrada que así sea.

Ante todo, manipular este chisme me ha divertido, que es lo que cuenta en esta perra vida donde abundan los tipos serios, notarios o registradores de la propiedad, que te recuerdan con su gesto adusto y labios arqueados hacia abajo que te acabas de entrampar para siempre o que has heredado la fortuna de un tío lejano que han encontrado muerto en un lupanar de Venezuela. El sarcasmo, la flema, el cinismo o la ironía me han venido a visitar de vez en cuando para ir engordando este puerco, compuesto de filetes de solomillo unas veces, tocino añejo otras y también huesos de codillo.

Confieso aquí y ahora que estuve tentado de no volver a abrir el cierre de chapa tras el verano. Pensé que quizá el blog había cumplido ya su función mágica: ser el talismán de la temporada histórica que nos ha situado en Segunda. En realidad, el humor no fluye igual en la gracia que en la desgracia y el que diga lo contrario miente. Por otra parte, me caracterizo por ser un poco catacaldos, una actitud vital que no siempre me satisface pero que me ha permitido tentar unas cuantas suertes que me habría perdido de haber circulado por la aburrida línea recta. Sea como fuere, la aventura -de momento- continúa y hasta puede que me anime a estirarla un poco más con una capita de abono. Cualquiera sabe lo que cenaré esta noche.

En cualquier caso, gracias a todos y todas por seguir ahí haciendo uso de esto. Cuando me dio por crearlo no pensé en tener un público al que darle algo, pero enseguida comencé a reparar en que estaba ahí. No es algo que me atempere o acelere. No me siento observado ni evaluado, cosa a la que quizá me ayude el anonimato de mi seudónimo, claro está, escogido fundamentalmente por timidez. Pero sí que me estimula a continuar el que haya alguien en la pantalla del otro lado del cable.

Como dijo aquel filósofo andorrano de cuyo nombre sería imposible acordarme, un simio frente a un piano puede aporrear las teclas o tocar la quinta sinfonía de Beethoven. Lo primero es normal. Lo segundo es casual. Pues eso, que este humilde primate seguirá por aquí a ver qué pasa. ¿Sonará bien o mal la música restante de Dporvida? Vete tú a saber si acertaré.

3 comentarios:

  1. Feliz Aniversario. Gracias por este año morado. Que la música siga sonando.

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo con soldado raso.

    Capitán Willard.

    ResponderEliminar
  3. Japi berdei tu yu, japi berdei tu yu, japi berdei japi berdei, japi berdei tu yu.

    PD: congratuleisions for dis anbelibebol zin dat yu jaf crieitid. Gui güill cam ouvar jiar everidei. quisis from your frend,

    p.locas (in inglis is de seim)

    ResponderEliminar