El sagaz becario de Dporvida ha aparecido hoy por la redacción. Eso, ya de por sí, es una noticia de primera plana. Pero lo mejor es que estuvo trabajando ayer hasta la madrugada haciendo periodismo de investigación. Semejante concatenación de prodigios ha servido para que podamos publicar, con regio orgullo y satisfacción, una imagen hasta ahora inédita del sorteo del último cruce de
play on en la que se puede apreciar lo que sucedió ayer en realidad en la ciudad del fútbol de Las Rozas. La imagen explica con claridad por qué el presidente del Dépor,
German Retuerta, escogió la bola que nos obliga a jugar la vuelta de la final en Miranda de Ebro en lugar de hacerlo en el Escartín. De hecho, en la fotografía se le ve contrariado, lívido de pánico, tembloroso, acogotado, rígido. Quizá más cosas, pero mi vocabulario no da para tanto.
Parece mentira que, en pleno siglo XXI, sucedan cosas como esta. Pero más sorprende la nota de gastos del becario, que incluye seis servicios en un local de mala reputación junto a Los Faroles, según dice, porque hubo de sobornar a la
garganta profunda que le suministró tan valiosa información. Resulta increíble que siendo tan joven, el aprendiz ya domine todas las acepciones del verbo "sobornar" y la doblez de la expresión "garganta profunda". Poco se puede añadir a pruebas tan patentes de que nuestro presidente actuó coaccionado, lo que descarta la descabellada hipótesis de que tenga una zarpa por mano planteada por el director del minizoo, que se había mostrado dispuesto a amputar, voluntariamente y de manera gratuita, la extremidad superior izquierda presidencial para su estudio y observación.
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