jueves, 2 de junio de 2011

Prueba de madurez


El domingo más que nunca, nuestros jugadores tienen que salir a imponer su ley pero sin sentirse presionados por la necesidad de abrir una brecha grande en el marcador. A lo largo de toda la temporada hemos sabido mantener un régimen estajanovista de juego que no debemos romper ahora por el hecho de que el partido de vuelta sea fuera del Escartín. En primer lugar porque el adversario se te puede colar por ambos pitones. En segundo lugar porque somos el mejor visitante de nuestro grupo, no lo olvidemos. Si nos arrebatamos, si salimos a morder en vez de a jugar, estaremos renunciando a nuestro carácter y lo podemos pagar muy caro.


Por mucha calidad que tenga el adversario, que te toque un filial en semifinales de un play off de ascenso puede representar una gran ventaja, especialmente en el dominio psicológico del juego. A diferencia de otros años, esta temporada no se nos han dado nada mal: 4 puntos contra el Castilla, otros 4 contra el Atlético B, 6 contra el Rayo, 6 contra el Deportivo B, 3 contra el Celta B (23 de los 73 puntos, un pelín por debajo de la media global de puntos conseguidos). La causa, el único lunar del 0 sumado contra el Getafe B, un equipo que más que un filial parecía de la liga italiana de veteranos. No creo que sea el caso del Sevilla Atlético.

Dije en una entrada anterior que estas eliminatorias había que concebirlas como partidos de liga. Me aferro nuevamente a la idea. Pero no sólo porque Terrazas haya opinado lo mismo en algunas declaraciones que ha hecho, sino porque la velocidad de crucero que llevaba el Dépor en los últimos partidos de liga te indican que ese es el buen camino para conseguir el ascenso, tanto por juego como por resultados. No hay otra forma.

Este Sevilla Atlético ha metido unas cuantas veces tres, cuatro y cinco goles en liga hasta alcanzar la nada desdeñable cifra de 82, catorce más que el todopoderoso Murcia, pero también se deja abiertas algunas puertas. El Melilla le endosó ocho goles en los dos cruces (4-4 en Melilla y 0-4 en Sevilla), el Cádiz le ganó ambos enfrentamientos y el Murcia le metió 1-3 en la primera jornada.

Es cierto que, por el camino, han dejado unos cuantos cadáveres irreconocibles y que equipos de bastante solvencia del potente grupo sur no les han podido meter mano. Jugará a nuestro favor que su mejor delantero, Rodri (219 minutos jugados esta temporada en Primera, autor de una cuarta parte de los goles en liga del filial y especialmente inspirado ante defensas despobladas con el marcador a favor), no podrá jugar ninguno de los dos partidos por sanción, un detalle que puede decantar una eliminatoria en teoría igualada.

A última hora, su otro gran anotador, Luis Alberto (99 minutos disputados con el primer equipo), era sustituido por Julen Lopetegui en la convocatoria de la sub-19. No todo iba a ser de color morado. No son los únicos jugadores que ya han visitado el ático. El defensa Bernardo ha disputado 90 minutos esta temporada con los grandes. El centrocampista Campaña y el portero Dani también han ido convocados este año con el Sevilla, pero sin llegar a jugar.

Indudablemente, esas presencias entre la elite demuestran que estamos ante un rival con categoría, pero lo que menos me gusta es el partido de vuelta en Sevilla, porque la presión y el empuje del público vendrán muy determinadas por lo que suceda este domingo. Por eso en el Escartín debemos mantener la cabeza fría y jugar a nuestro trantrán, sin dejarles imponer su ritmo y sabiendo hacer valer la veteranía contra un equipo con una edad media de unos 20-21 años y alrededor de media docena de futbolistas que no han cumplido los 19 años.

Frente al Orihuela (buen equipo) pudimos haber goleado en la primera parte y al final pasamos algún que otro apuro porque en este tipo de partidos es muy difícil alcanzar la perfección que vimos en los tres últimos meses de liga. Sin embargo, frente a los alicantinos fallamos unas cuantas ocasiones cantadas que pudieron haber dejado en el global de la eliminatoria un resultado de escándalo. Mejor ahí que después. Ahora no podemos desperdiciar oportunidades como esas. Si mantenemos la templanza de marzo, abril y mayo pasaremos esta ronda.

Hasta sin Rodri, esta gente tiene jugadores que han marcado un cerro de goles. Son precisos, venenosos, físicamente buenos y descarados, especialmente ahora que su equipo grande está en trance de cambiar de entrenador, lo que les motiva a ascender, a que se hable de ellos, a que se fijen en ellos. Nada de eso debe asustarnos porque el Castilla también tenía mucha calidad y le dominamos en la ida y en la vuelta. Si estamos o no para repetir tales hazañas se verá el domingo, y aunque tampoco tenemos que ansiarnos en resolver la eliminatoria en el Escartín, no debemos dejar pasar la ocasión de hacerlo si se presenta la oportunidad. Son muchos los partidos en los que hemos triturado al rival sin imponernos una goleada. Mantener ese nivel de control mental, no pensar si la renta es corta o larga, es crucial.

En este partido hay que enseñar nuestros dientes, que no son exactamente de leche, incomodarles con el ambiente, exhibiendo nuestra madurez e impidiendo que piensen con claridad. Para disputar la final de ascenso tenemos que estar a nuestro mejor nivel y no conceder absolutamente nada a un rival que te hace un traje con un pañuelo.

Eso no significa salir jadeando a por una goleada para resolver la eliminatoria en el Escartín. En mi humilde opinión sería un error. La paciencia es una virtud de gente experimentada, como nosotros. Agazapados y sin prisas hemos goleado a buenos equipos como el Lugo o a equipos ante su última oportunidad como el Pontevedra. Hay que ser perrigatos para saber cazar en esta eliminatoria: perseverancia más sacrificio, ferocidad con tiento. En una palabra, madurez.

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