miércoles, 26 de octubre de 2011

Una imagen y mil palabras

Me espeta el otro día un celebérrimo hincha y forero morado que quizá me precipité "culpando" a Juanra de la lesión de Ryan Harper, que discrepa de mi interpretación de la jugada. Yo le dije que no creía haber culpado al jugador del Hércules de voluntariedad a la hora de causar la lesión, pero que tampoco se puede soslayar que le hace una entrada fea y excesiva cuyas consecuencias serán una operación, una pesada recuperación y una prolongada inactividad, aunque ignoro si la rotura se la produce por la intervención directa del defensor en el pisotón o al caer cuando estaba siendo deliberadamente agarrado. Tras debatir brevemente y de manera amistosa sobre este asunto, lógicamente y como buenos españoles, tomamos unas cañas.

Luego, aprovechando su sopor alcohólico, le partí ambos fémures.

Me mantengo en mis trece de que la entrada de Juanra es desproporcionada e inoportuna, pero también sostengo que yo no culpé al lateral alicantino de querer lesionar de manera alevosa, aunque sí de haber causado la lesión de Harper, cosa que es distinta e indiscutible. Muchos recordamos aún la entrada de Goikoetxea a Maradona, ejemplo perfecto de ánimo de derribar y de causar daño a la vez. ¿Se puede deducir que también hay voluntad de lesionar? Eso ya es más complejo de determinar.

En las últimas jornadas hemos visto graves lesiones de ligamentos en Primera (Vadillo del Betis, Canales del Valencia o Gurpegui del Athletic de Bilbao). Todas ellas se producen en jugadas más bien accidentales. Vadillo en una disputa cuerpo a cuerpo del balón en carrera, Canales al bajar la pierna cuando intenta controlar un envío de espaldas con un jugador presionándole que no le hace ni siquiera falta y Gurpegui al pisar mal tras saltar para evitar una entrada al suelo. De las tres, tal vez la de Gurpegui sea la única en la que se puede responsabilizar remotamente al rival (Mathieu) porque sin haber apenas roce, el salto del jugador lesionado se produce para evitar la entrada.

La diferencia con la lesión de Harper es que el escocés es agarrado primero y pisado después. Sigo sin encontrar una repetición en video de la jugada que me permita "culpar" directamente a Juanra, cosa que no creo haber hecho... todavía. Entretando, me conformo con una imagen fija, una posible recreación plausible del lance que acabará con nuestro delantero en un quirófano. Ahí va, con brindis para Hergé y Steven Spielberg.


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