sábado, 18 de diciembre de 2010

Deportivitis purpeliana

Un síntoma inequívoco de la enfermedad
En su afán por ser una referencia en el campo de la ciencia y la medicina, Dporvida aborda hoy en profundidad la deportivitis purpeliana, una enfermedad endémica de Guadalajara y alrededores. Aunque se han detectado algunos casos en otras provincias españolas y ciudades del mundo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma tener controlado el foco epidémico en una de las provincias españolas más despobladas, lo que está impidiendo que prolifere la enfermedad. Se trata de una dolencia crónica con fases agudas que causa intensos dolores y escasas satisfacciones. No se ha descrito un tratamiento eficaz y jamás se cura. Los familiares de los pacientes también la sufren.

Los primeros síntomas de la deportivitis pueden aparecer a edades tempranas, aunque no existe un grupo de riesgo preferencial. Aunque los individuos de sexo masculino la padecen en mayor proporción, son también abundantes los casos entre mujeres, que pueden llegar a sufrir brotes agudos intensos tan severos o más que los sufridos por los hombres.

Queratinina afectada en fase aguda
Locura transitoria, fuertes dolores, alternancia de estados depresivos con estados de euforia o ambición desmedida son algunos de los síntomas de los enfermos de deportivitis purpeliana. Los estudios epidemiológicos centran el foco infeccioso en las proximidades de la ciudad de Guadalajara (España), donde el número de casos ronda los 3.000, alrededor de un 4% de la población. Aunque la cifra podría crecer en los próximos años, las autoridades sanitarias no descartan un estancamiento del virus que produce esta terrible dolencia.

La evolución del brote ha sido geométrica. Apenas 15 años atrás, el número de infectados rondaba el centenar. Las investigaciones consideran probado que otras enfermedades víricas habituales en la provincia objeto de estudio, como la merenguitis o la colchoneritis, pueden producir anticuerpos que inhiben el virus de la deportivitis, limitando sus efectos a una dolencia leve sin apenas efectos visibles. En otras ocasiones, en cambio, estas enfermedades se solapan con la deportivitis y conviven con ella en el organismo infectado.

Cómo detectarla

La aparición de una mancha morada que cubre tórax, abdomen, hombros y ambos brazos suele ser sintomática de que el individuo ha quedado plenamente infectado. Periódicamente, estas manchas cubrirán el cuerpo del infectado mediante fases agudas, causándole durante un período próximo a las dos horas de duración alteraciones profundas del comportamiento, incremento excesivo del ritmo cardiaco y agitación continua de extremidades.

Jimi Hendrix pudo morir de esta enfermedad
Está comprobado que los fumadores aumentan el consumo de cigarrillos durante las fases agudas. El enfermo también suele padecer un frío intenso y una gran sensación de humedad ambiental. Ambos suelen darse en lapsos de no más de 90 minutos de duración que acontecen cada dos semanas.

Durante estos ataques es bastante habitual que el infectado grite, salte, cante, se lleve las manos a la cabeza y manifieste alegrías o decepciones esporádicas.

También es común que increpe a otros individuos que vistan de amarillo y porten un banderín o un silbato. Clínicamente ha quedado probado que los episodios más agudos se intensifican cuando el infectado se rodea de otros individuos que también han desarrollado plenamente la enfermedad. La OMS considera que la ingesta de alcohol previa al padecimiento del ataque agudo intensifica los efectos patológicos.

Un ataque severo aconseja hospitalización
Aunque no se trata de reacciones violentas, los individuos sanos suelen reaccionar con sorpresa a estos comportamientos de los infectados. Los entornos familiares viven con asombro ante esta clase de conductas. En ocasiones se han llegado a detectar respuestas desmedidas, como la de aislar al infectado en una habitación equipada con un aparato de radio o un ordenador hasta que remite el ataque.

Estos episodios agudos suelen darse en individuos cuyo organismo ha cronificado la enfermedad. Suelen remitir con la llegada del verano aunque se suelen reproducir a finales del mes de agosto, quizá a consecuencia del descenso de temperaturas.

A expensas de que la investigación farmacológica encuentre una cura eficaz contra la enfermedad algún día, en la actualidad no existe un tratamiento fiable contra la deportivitis purpeliana. El alejamiento físico del foco infeccioso causa una mayor ansiedad en el paciente sin que remitan de forma significativa el resto de síntomas. En junio de 2007 se produjo un caso de histeria colectiva por deportivitis purpeliana, el más grave hasta el momento en la historia clínica de esta dolencia desde que fue detectada por vez primera en 1947. El bajo riesgo de epidemia está dificultando la consecución de mejoras en los tratamientos.

1 comentario:

  1. Dicen que hablar de la adicción es el primer paso para curarse. Acaba de ponerse el primer ladrillo del edificio de la cura de la deportivitis purpeliana. Reconozco que padezco la enfermedad desde hace aproximadamente 32 años. Hasta ahora creía que la enfermedad no tenía remedio, que el mío era un caso perdido. Ahora me doy cuenta de que la medicina está en la senda de encontrar remedio a este padecimiento. Se que debería estar feliz al ver un pequeño atisbo de esperanza al final de este terrible tunel morado. Pero no es así. Justo cuando se habla de que podría curarme me doy cuenta de un hecho fatal: soy mucho más feliz así, con mi enfermedad-pasión a cuestas. NO QUIERO CURARME. Por eso le digo a la Medicina en general y a los médicos especializados en la Deportivitis Purpeliana en particular que no pierdan más el tiempo. Que los que padecemos la enfermedad no queremos curarnos. Que no podemos vivir sin ella y que nos dejen en paz. ¡¡¡Compañeros deportivíticos purpelianos no os rindáis!!! Gritemos todos unidos fuerte y alto:
    ¡¡¡VIVA EL DPOR!!! ¡¡¡VIVA EL MORADO!!!

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