martes, 14 de diciembre de 2010

Tufarada a media tabla

Los dos puntos conseguidos de los últimos doce (empates contra Universidad y Coruxo y derrota contra Celta B y Extremadura) nos dejan a los aficionados con la impresión de que el equipo no está para las grandes empresas que nos habíamos imaginado a principio de temporada. La mala trayectoria de las últimas jornadas con Liñero se superó con las primeras de Terrazas pero hemos vuelto a las andadas en el último mes. Dijo Saramago que sólo siendo pesimista se puede cambiar el mundo porque el optimismo está encantado con lo que hay. Llevado por este principio me voy a poner tibiamente pesimista, que no tremendista, y voy a afirmar que el Club Deportivo Guadalajara es clarísimamente un equipo que desprende un intenso aroma a media tabla.

El último mes de competición nos indica que Faemino no acaba de dar con la tecla que convierta al Dépor en el equipo sólido que vimos contra el Lugo, el Montañeros o el Castilla. Nos hacen goles con cierta facilidad, perdemos la compostura física en la segunda parte y nos cuesta enormemente enchufarla a gol, incluso en los minutos en los que se aprieta al rival y se le cerca en su portería. Hay quien interpreta el fútbol como mera cuestión de suerte. Yo no. La casualidad es una rareza en la vida. Casi todo suele ser efecto de una causa. Te toca la lotería sólo si echas y cuanto más eches más probabilidades tienes de ser el afortunado. Prefiero decir "no hemos merecido ganar" que "no hemos merecido perder", que es nuestra frase favorita últimamente.

Luego está la erosión anímica del Tetris. La derrota en Almendralejo no sería grave si se hubiese ganado al Celta, y la derrota contra el Celta no sería grave si se hubiese ganado al Coruxo. Pero todo eso ha pasado, hace mella en la moral de los jugadores y de la hinchada y nos sitúa a día de hoy en una media tabla que está apretadísima, lo que matemáticamente no es ningún favor porque para que pinchen los de arriba seguirán puntuando los que ahora mismo nos rodean. Nos faltan puntos y eso nos vuelve ansiosos y erráticos. Son pescadillas que se muerden la cola, espirales negativas que cuesta mucho trabajo invertir.

Tirando de datos puros y duros, hay dos cosas ciertas al término de la jornada 17 en relación a la jornada anterior: la cabeza sigue exactamente a los mismos puntos (11) y la última plaza de play off también (6) aunque al Universidad le falta el partido contra el Lugo. Sin embargo, suele suceder que quien rebusca mucho en las cifras para encontrar algo positivo es porque no tiene nada meritorio de lo que presumir. Si nos hacemos trampas al solitario incluso podemos afirmar que no hemos perdido contra el farolillo rojo puesto que gracias a los tres puntos que sumó a nuestra costa ahora son penúltimos.

Es cierto que quedan 21 jornadas para que termine la liga. 63 puntos en juego que pueden conducir al Celta B a tercera y al Vecindario al liderato. Terrazas se aferra a lo que resta de campeonato para defender que aún podemos luchar por el play off. Hay quien afirma que los equipos de este entrenador crecen en las segundas vueltas. Eso está por ver. Yo me guío por lo que hay a día de hoy, y lo que hay es una media tabla como un piano de cola, un equipo que no parece tener nada especial para estar entre los elegidos, un conjunto de jugadores que no están demostrando ni de lejos el aplomo de los grandes, su eficacia, su capacidad para sobreponerse a situaciones adversas.

Mi pesimismo crece cuando me detengo en la situación de algunos de nuestros jugadores. Aníbal aún no ha visto puerta, Juanjo fabrica pero no tiene contundencia al rematar. Míchel quedó fuera de la convocatoria contra el Extremadura por alguna razón que desconocemos, Cuesta sigue jugando los minutos de la basura, Jorge continúa lesionado, Ernesto no acaba de romper como el gran jugador que sabemos que es, en la portería tenemos tortas para no ser el que quede fuera en invierno, a David Fernández lo castigó en Almendralejo con un cambio a la media hora de partido... Sólo Soria e Iván Moreno están teniendo continuidad y dando el tono óptimo que podíamos esperar de este grupo en agosto.

Malas sensaciones. Sensaciones mediotablistas y gracias. Pesimismo para que, ojalá, me tapen la boca despertando de una puñetera vez y salgan de una trayectoria tan en zig zag como la conducción de Guti, del típico equipo capaz de ganar a cualquiera y de que le gane cualquiera, del típico equipo que no acaba de romper. Pues eso, de un equipo cortado al patrón de la media tabla, lo cual tampoco me causa hemorragias internas. Es lo que es.

Termino con otras citas que tal vez os ayuden a clarificar o a enturbiar aún más vuestra visión actual del Dépor ¿quién sabe?. Una del gran cineasta Françoise Truffaut: "un pesimista es un optimista con experiencia". Otra del estadista Winston Churchill: "Soy optimista. No parece muy útil ser otra cosa". Para mí, la más sensata es una tercera, que se le atribuye al escritor William George Ward, al que he conocido hoy a pesar de que he leído las páginas amarillas y las blancas varias veces: "el pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie. El realista ajusta las velas". Dale Faemino. Al tajo. Tú conduces. Nosotros sólo miramos el paisaje y si acaso leemos el mapa.

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