martes, 23 de noviembre de 2010

Y dura... y dura

Dice un refrán extremeño que "pasando San Miguel el higo es de quien lo ve". Iván Moreno es de Plasencia, lugar en el que, como en toda la vera cacereña, los higos se recogen entre agosto y septiembre, según el año. Moreno sabe que a partir del 29 de septiembre es raro que quede algo en una higuera que no sean hojas ásperas y hormigas. El refrán viene a decir que aquí no se regala nada.


Este rubiato rápido como la luz llegó al Dépor aún en Tercera y es de los tres mosqueteros del ascenso que quedan aún en el club junto a Jorge y, precisamente, Sanmiguel. En este su cuarto año consecutivo en Segunda B con el Dépor (antes estuvo en el Díter Zafra) ha comenzado como un tiro, con 4 goles que le dan aún más ventaja de la que tenía al comienzo de la temporada en el particular pichichi morado en esta categoría de bronce, en la que comenzó nuestra otra vida.

IM17D es la fórmula mágica de unas iniciales, un dorsal y un apelativo que ya empiezan a ser míticos. El primer año con Falete metió 6 goles, el segundo 4, con Lucas otros 4 y con Liñero-Terrazas lleva la misma cantidad cuando aún estamos en noviembre. 18 goles que le convierten en el jugador del Dépor que más tantos ha conseguido en Segunda B a gran distancia de Cuesta (12), Villa (10), Alain (10), Alex (10), Souto (9) y Quesada (8).

Iván Dios Moreno "El Potro" va a cumplir 30 años el 26 de febrero, el mismo día que nacieron Pepe (Real Madrid) y Fernando Llorente (Athletic de Bilbao), el mismo día que Sebastián Loeb, con quien compite en velocidad en curva y derrapadas controladas, el mismo día que el certero Buffalo Bill, el gran novelista Víctor Hugo o el genio que reinventó los pantalones, Levi Strauss. Sus pilas Duracell le están permitiendo durar y durar, esprintar como nadie para robarles la cartera a laterales que ya casi siempre son más jóvenes que él.

El placentino se queda con todos los higos desde San Miguel en adelante a pesar de que le han salido muchos hortelanos queriendo la higuera en estas cuatro temporadas. Siempre ha acabado sentando en el banquillo a quien le ha intentado suplir y suplantar. Lo ha hecho cabalgando sobre el césped, acelerando con esa gasolina sobrada de octanos que guarda en un depósito de barco mercante que nadie ve pero que está ahí, en algún lugar de su cuerpo menudo. Este año, con Nico jadeándole en el cogote, está sacando lo mejor que tiene, como la dejada a Míchel contra el Montañeros o los golazos al Conquense y al Coruxo, una grandiosa vaselina que valía tres puntos aunque no acabaran de subir al casillero del Dépor.

Iván va camino de realizar su mejor campaña vestido de morado, mejor que la que hizo hace tres años con Santi al otro lado del campo o con Navas el curso pasado. Iván Moreno ya no es potro. Es caballo de carreras con pilas alcalinas de alta gama. Es el conejo de Duracell, el que sigue funcionando cuando los demás yacen patas arriba por las cunetas.

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